Dos niños aprenden a arponear en el mar abierto del Mar de Cortés durante el verano. Durante esta época, el agua está más clara en Baja California Sur y hay más vida marina y especies pelágicas que durante el resto del año. Los tonos de azules y los rayos de sol cruzan el agua y se dejan lucir a varios metros de distancia.
Baja California Sur es un estado que no solamente rompe las fronteras típicas entre el desierto y el mar, sino entre las nacionalidades y entre lo real y lo surreal, lo convencional y lo mágico. Cuando tomé esta fotografía, dos niños de distintos países jugaban en el medio del desierto con la arena y el fuego. Me hicieron recordar cuando era niña, y las cosas aparentemente insignificantes eran una completa aventura.
Un arrecife en Baja California Sur se pinta con los últimos rayos del sol por la tarde. El mar está calmado pero el agua un poco turbia, creando una atmósfera pacífica y con un tinte desaturado, mágico. Pasé varios minutos observando esta escena, escuchando mis respiración a través del snorkel y el movimiento del agua. Hoy veo esta escena y vuelvo a sentir esa calma.
Un tanque hundido a 25 metros de profundidad en el mar de Cortés ha formado un ecosistema muy rico en vida. Tuve la oportunidad de visitarlo y explorarlo poco tiempo antes de que empezaran a visitar las manta rayas gigantes, seres que estoy segura vienen de otro mundo.
Los buzos son como astronautas. Visitar al mundo submarino es como visitar otro planeta. Los trajes, el oxígeno, volar, ver seres gigantes y diminutos que parecen vivir en dimensiones del tiempo distintas a nosotros. En esta fotografía, dos astronautas descienden 30 metros y pico en medio del mar azul de una de las partes más emocionantes del archipiélago de Revillagigedo, conocida como Roca Partida.
Un apneista sube lentamente para disfrutar del azul intenso en medio del Mar de Cortés. Casi como una danza, asciende con calma y gracia después de unos minutos bajo el agua.
