Durante mucho tiempo, dejé que mi cabeza llevara la delantera, eligiendo la lógica sobre los sentimientos, incluso si eso me dejaba sintiéndome vacío. Este corazón, con su ojo abierto, es mi recordatorio de que nuestros corazones tienen su propia inteligencia, guiándonos de maneras que la mente a veces no puede. Pinté esto para capturar ese despertar: el aprendizaje de dejar que mi corazón sienta y confiar en que me mostrará hacia dónde debo ir.
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